domingo, 7 de noviembre de 2010


   El peso del tesoro que la Naturaleza le confiaba
   era demasiado para su solo espíritu aún infantil,
   porque aquella riqueza parecía infundir en él una responsabilidad y un deber,
   y le asaltó el deseo de aliviarla
   con la comunicación de los otros

                  (Luis Cernuda: Ocnos)

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