El Hierro. Sabinar
Imaginé un día algo semejante a un saber insular. Era un saber hecho no de contenidos
positivos, de datos o de inferencias lógicas, sino de intuiciones, de percepciones,
de olores, de sabores, de epifanías. Un saber de los sentidos.
No era una sabiduría, sino una misteriosofía.
...Amaba lo contrario de las ideas generales,
lo que se oponía a la norma, lo que escapaba a lo ordinario.
Es decir, amaba las islas.
...Un poema es una isla del lenguaje en el mar del silencio.
Andrés Sánchez Robayna: "Cuaderno de las Islas"
Este año no las visité. Lo hago cada año en la maratón del Meridiano.
ResponderEliminarSombras, Propercio, sombras, gavilanes
ResponderEliminaroscuros, imprecisos, niebla pura,
cincha, brida y espuelas. No profanes
el mástil del amor, la arboladura
del deseo, la ofrenda de los manes,
con la triste verdad de tu locura,
cosmética, veneno, miel, divanes
y el perfume letal de la lectura.
Conocerás un puente de cuchillos,
la brisa del instante, el terciopelo
remoto como el torso de una diosa.
Sudor frío de muerte, tenues brillos
de Cintia envuelta en luminoso velo,
y, al fin, la presencia de la rosa.